Hoy compartimos una entrevista a Esti, miembro del equipo de Vivir con Voz Propia y coordinadora de nuestro grupo, Jóvenes con Voz Propia.

¿En qué consiste el voluntariado en Jóvenes con Voz Propia?

La esencia de este grupo siempre ha sido un espacio de encuentro para que las personas que deciden formar parte de Jóvenes con Voz Propia (JCVP) puedan exponer sus ideas, sus necesidades, sus inquietudes y sus miedos, y a partir de ahí pensemos proyectos que los voluntarios sientan como propios. Teniendo en cuenta que este grupo es una oportunidad para que los voluntarios tomen decisiones y responsabilidades, me sigue sorprendiendo cada día la implicación y la madurez que muestran las personas que forman Jóvenes con Voz Propia, siendo capaces de reunirse, crear y llevar a cabo proyectos comunitarios, además de sacar adelante sus estudios, y sin dejar de lado otras formaciones extraescolares, aficiones, vida social… Considero que el grupo de voluntarias de JCVP son un ejemplo claro del potencial de las personas jóvenes a la hora de ayudar, siempre que cuenten con la motivación y el apoyo suficiente para ello.


¿Cuál es la historia de Jóvenes con Voz Propia?

En 2015, como parte de trabajo de sensibilización que hacemos en Vivir con Voz Propia, comenzamos a ofrecer talleres en institutos para reflexionar sobre las capacidades que tienen los jóvenes a la hora de acompañar a personas mayores. A raíz de estos encuentros, un grupo de alumnas de bachiller de Urkide nos mostró su interés por ayudar a personas en situación de vulnerabilidad, pero al ser menores de edad habitualmente no encontraban apoyo por parte de las diferentes asociaciones de Gasteiz. Entendiendo que desde VVP podíamos cubrir esa necesidad, aceptamos el reto de crear un voluntariado en el que las personas jóvenes y adolescentes pudiesen marcar sus propios objetivos y sistemas de trabajo.

Desde 2016 el grupo de jóvenes voluntarios no ha dejado de dar pasos. En una primera fase compartieron su motivación por ser útiles a los demás, así como sus miedos e inseguridades a la hora de acompañar a personas vulnerables. Por ese motivo, la formación ha sido uno de los elementos básicos para el crecimiento del grupo. En el primer año las voluntarias buscaron diferentes formas de colaborar con otras asociaciones, llevando a cabo voluntariados con ASPANAFOA, el Banco de Alimentos, y otras entidades que les permitía participar siendo menores de edad. En este tiempo también decidieron crear el blog, en el que semanalmente publican sus experiencias y reflexiones.


En 2017 el grupo se fue consolidando y fue cuándo las voluntarias decidieron crear su propia “marca”, diseñando el nombre del grupo, un logotipo propio, abrieron redes sociales que gestionan ellas… También tuvimos la oportunidad de colaborar con la residencia Ajuria, desarrollando el primer proyecto propio de JCVP (http://jovenescvp.blogspot.com.es/2017/12/final-del-proyecto-con-ajuria_17.html). Además nos empezaron a conocer como grupo en diferentes foros, y las voluntarias pudieron contar sus experiencias en institutos, en el Espacio de Reflexión y Diálogo, a los voluntarios de residencias de Diputación Foral de Álava (http://jovenescvp.blogspot.com.es/2017/09/con-esta-entrada-damos-la-bienvenida-al.html) … Y este último año el grupo se ha centrado en reflexionar sobre lo logrado hasta ahora y en pensar sobre la continuidad y los futuros objetivos. 




¿En qué se diferencia el grupo joven del grupo adulto en el voluntariado de Vivir con Voz Propia?

Ambos grupos nacieron casi al mismo tiempo y los dos están abriendo nuevos caminos para el voluntariado en Gasteiz, pero las inquietudes y las metodologías de trabajo de los dos grupos tienen sus diferencias. El grupo adulto se creó a partir de los encuentros en los Espacios de Reflexión y Diálogo, por lo que estos voluntarios ya cuentan con un interés previo en el final de la vida, así como un recorrido personal sobre el duelo. En estos dos años el grupo adulto se ha dedicado a realizar acompañamientos, así como a diseñar unos protocolos específicos de voluntariado al final de la vida y a hacer de Vitoria-Gasteiz una Cuidad Compasiva. Al igual que con el grupo joven, los voluntarios adultos cuentan con una formación continua que se establece a partir de sus necesidades y proyectos grupales.

En Jóvenes con Voz Propia, en cambio, el ritmo de trabajo es más rápido y con una metodología más activa, ya que el grupo no cuenta con la misma estabilidad que los adultos. El número de voluntarias va fluctuando a lo largo del año, contando con nuevas incorporaciones durante los periodos de los talleres de sensibilización de VVP en los institutos, y despidiéndonos de otras voluntarias a final de curso, porque a los 18 años muchas ellas deben irse a otras ciudades para continuar sus estudios. Del mismo modo, en época de exámenes el grupo disminuye el nivel de trabajo, pero mantiene su compromiso a través de las redes sociales y del blog. A pesar de estas dificultades, las voluntarias han sido capaces de desarrollar un camino propio, entendiendo que el grupo es algo orgánico que se mantiene a través de los relevos de sus cargos, y haciendo que cada una de las personas aporte sus capacidades y le dé una identidad diferente al grupo.

Las redes sociales nos permiten seguir en contacto con todas las voluntarias que han formado parte del grupo y ya no pueden participar en los encuentros, y desde la distancia nos siguen ayudando con ideas, con la difusión del trabajo que vamos haciendo… (Twitter: @jovenescvpropia, Instragram: @cvpjovenes, Email: voluntariosvcp@gmail.com).


En este sentido, una de las grandes aportaciones que han hecho las voluntarias de JCVP ha sido demostrarnos cómo las nuevas tecnologías pueden ser un gran recurso para mejorar la calidad de vida de personas en situación de vulnerabilidad, atendiendo sobre todo a los aspectos emocionales y sociales. Otro de los recorridos de JCVP ha sido en su relación con la muerte y el final de la vida, un tema que en un principio las voluntarias no sabían cómo abordar, y a lo largo de estos dos años han ido buscando la forma de relacionarlo con las inquietudes de la adolescencia, ayudándonos al equipo de Vivir con Voz Propia a adecuar nuestro trabajo de sensibilización a la población joven. 




¿Qué crees que podemos aportar los jóvenes como voluntarios?

Como sospechábamos en el equipo cuando comenzamos a realizar los talleres en los institutos, las voluntarias de JCVP nos han confirmado que los jóvenes tienen mucho que enseñarnos en cuanto al cuidado y al trabajo sobre el final de la vida. Es verdad que para ello resulta necesario crear un espacio en el que los voluntarios puedan reflexionar, exponer su visión y formarse en sus inquietudes. Como dijeron las voluntarias en una entrada del blog de hace un año (http://jovenescvp.blogspot.com.es/2017/05/gracias.html), las personas menores de edad pueden aportar muchas ideas, ser un modelo de escucha y de acompañamiento, formar parte de un proyecto y crear su propia forma de trabajar. Cada una de las voluntarias que han formado parte de JCVP ha aportado su manera de entender el cuidado y la ayuda, demostrando que son personas capaces de tomar responsabilidades y de ser útiles a los demás. Por eso estoy convencida de que actualmente son un ejemplo para otros jóvenes, y que como adultas van a tener muchos recursos con los que acompañar, pudiendo intervenir en su entorno desde una perspectiva muy especial de las personas vulnerables.



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