Voluntarios jóvenes y adultos

Después de las aportaciones de cada uno, pasamos a la última actividad; nuestra coordinadora trajo un baobab, árbol sagrado en varias culturas, hecho de alambres, así como los frutos de este. Consistía en que, cada voluntario, ponía su fruto en el árbol contando al resto qué es lo que el voluntariado significaba para cada uno.
Fue una experiencia, en nuestra opinión, buena para ambas partes ya que muchas veces los jóvenes tenemos mucho que aportar pero no se nos tiene tan en cuenta, y de esta forma, ayudaron a crearnos nuestro hueco en esto.
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